"La inversión ha disminuido y, después de Quellaveco, no avizoramos otro mega-greenfield. Aun así, el aparato productivo demanda entre US$ 3,000 y US$ 4,000 millones de inversión solo para mantener el funcionamiento de los proyectos brownfield, que son nuestro principal foco."
¿Qué sinergias ha generado la entrada de Grupo Cobra en BISA?
El Grupo Cobra, al haber adquirido una posición mayoritaria en BISA, nos ha brindado nuevas oportunidades de diversificación en nuestra cartera de proyectos. Esta asociación no solo amplía el alcance técnico de BISA, permitiéndonos realizar trabajos más completos e integrados en EPCM, sino que también nos abre la posibilidad a una mayor diversificación geográfica. Aunque ha sido un desafío incursionar en otros mercados, contamos con una experiencia única, estamos en contacto con la industria minera en Colombia y Centroamérica, además de participar en proyectos en Argentina.
¿En qué proyectos han trabajado los últimos meses?
Contamos con una sólida presencia en las operaciones a tajo abierto y trabajamos en el corredor minero, donde se encuentran Las Bambas y otras importantes cupríferas. En Antamina y Quellaveco tenemos una presencia importante también. Hemos estado involucrados desde el inicio en el nuevo proyecto de Marcobre y miramos con entusiasmo las operaciones emergentes en otras áreas del Perú, que ofrecen perspectivas prometedoras debido a la importancia del cobre.
¿En qué nuevas áreas han incursionado para diversificar sus servicios?
Nuestros servicios de Project Management Office (PMO) se han consolidado no solo en Antamina, Buenaventura y Las Bambas, sino también en otras mineras. Este servicio comenzó hace más de dos años y queremos seguir implementándolo para mejorar la eficiencia en la gestión de los proyectos.
En la parte socioambiental, realizamos trabajos relacionados con aspectos técnicos y brindamos apoyo a las compañías en la obtención de permisos. Otro de nuestros servicios es el “Hand Holding”, un sistema de trabajo que apunta a contribuir al desarrollo de capacidades en empresas comunales, bajo una metodología integral que hemos desarrollado, para atender las necesidades de los programas de responsabilidad social de las compañías. Esto es de especial interés para los operadores mineros, que buscan que se satisfagan correctamente las necesidades y demandas de cada proyecto.
¿Afecta de alguna manera la falta de proyectos greenfield a las actividades de BISA?
En los últimos 20 años el mercado peruano experimentó un crecimiento impresionante. Sin embargo, la inversión minera en el Perú ha disminuido y, después de Quellaveco, no avizoramos otro mega-greenfield. Aun así, el aparato productivo minero peruano demanda entre US$ 3,000 y US$ 4,000 millones de inversión solo para mantener el funcionamiento de los proyectos brownfield, que son nuestro principal foco. Este mercado continúa siendo lo suficientemente grande como para que podamos avanzar y seguir creciendo. Dicho esto, tenemos interés en atender proyectos greenfield, siempre y cuando, por su dimensión, estén dentro de nuestras capacidades de ingeniería.
¿Tiene un mensaje final para los lectores de GBR?
Es crucial que sigamos perseverando y siendo conscientes de la situación actual del mercado minero peruano, que ha experimentado retrasos en las inversiones. Si bien reconocemos los altibajos propios del mercado, debemos estar alerta y mantener nuestra capacidad interna para satisfacer la demanda actual y creciente que esperamos en los meses venideros, especialmente en proyectos brownfield.