Como fundador de Dewatering en 2017, ¿qué nicho de mercado buscaba cubrir?
A lo largo de nuestros 25 años de experiencia identificamos que no había una empresa que brinde el servicio de asesoría en el tema de la separación sólido-líquido con un fuerte enfoque en el cliente. Nuestra filosofía es brindar la mejor solución disponible en separación sólido-líquido para un determinado proceso y sin predefinir una determinada tecnología, para lo cual implementamos un moderno laboratorio y ahora una planta para pruebas a pequeña escala y a escala piloto. Así, podemos definir el capex y opex, y recomendar la mejor tecnología disponible. Contamos con un socio estratégico, Fraccaroli & Balzan de Italia, que provee gran parte de los equipos de nuestro portafolio. También contamos otros equipos de separación de diferentes marcas y orígenes.
Hemos adquirido un terreno de 2,500 m2 en Chilca, donde vamos a instalar una planta piloto, un laboratorio especializado y un taller para la reparación de maquinarias y equipos. También nos hemos integrado con la compañía Asian Worldwide Logistics, lo que nos permite ofrecer mejores plazos de entrega con inmejorable opción de compra local.
¿Qué importancia está adquiriendo el filtrado para la recuperación de agua en relaves?
Años atrás, la separación sólido-líquido se enfocaba en el proceso de beneficio del mineral. Hoy día, hay un boom en la demanda por el tratamiento de los relaves, lo que supone un reto en la escala y eficiencia de los equipos. Nosotros no solamente ofrecemos el estudio para aplicar la mejor tecnología para recuperar el agua, sino que también hacemos caracterizaciones geotécnicas para ofrecer diferentes opciones de disposición, como relaves filtrados o relaves espesados.
El nivel de humedad de un relave filtrado oscila entre el 12% y el 20%, en función de las características del mineral, como la granulometría y la cantidad de sílices o arcillas microscópicas. En Perú ya se están implementando relaves filtrados; por ejemplo, en Chungar, de Glencore, acaba de arrancar una planta de 3,000 toneladas diarias (tpd), que es un proyecto en el que participamos. También existen desde hace tiempo relaves filtrados en Cerro Lindo, donde se procesan unas 20,000 tpd, y en otras empresas como Horizonte y Cori Puno. A gran escala, hoy se está desarrollando el proyecto de Quebrada Honda de Southern, que es la presa de Toquepala y Cuajone.
¿A qué tipo de clientes se enfocan, y nos puede hablar de algún proyecto emblemático?
Nos enfocamos a todo tipo de clientes en minería, industria, y medio ambiente. En 2019 fuimos adjudicados el proyecto de extracción y producción de tierras raras Biolantánidos, donde a partir de una planta piloto obteníamos carbonato de tierras raras y óxido de tierras raras. Este proyecto fue icónico para nosotros, porque nos permitió dar un salto de la separación sólido-líquido a otras operaciones unitarias, además de ser el primer proyecto de su tipo en Perú.
El agua es fuente de conflicto con las comunidades. ¿Prevén un crecimiento en la demanda por sus soluciones?
La gestión del agua es algo primordial para las comunidades, como se ha visto en el conflicto en Cuajone este año. Recientemente hemos visitado a un cliente en el sur del Perú, en una zona desértica, que necesita llevar el agua a la operación con cisternas, y que por lo tanto nos pide maximizar la recuperación de agua. Los filtros son una solución, pero hay otras tecnologías que permiten reducir el uso de recursos, como la clasificación del mineral (ore sorting) que permitirá reducir el volumen de procesamiento. Por otro lado, la gestión del agua va de la mano con el consumo de energía, que tiene un gran impacto en los proyectos.
¿Qué soluciones adicionales requieren los clientes que usan agua de mar?
En Marcobre hicimos una auditoría del proceso de filtración. El concentrado se obtiene mediante procesos que usan agua de mar, y dicho concentrado debe ser lavado en el filtro prensa con agua de ósmosis para cumplir los estándares de contenido de cloruros. El agua de ósmosis es cara, y por ello el cliente quería encontrar puntos de mejora para reducir el uso de agua. Conforme la tecnología de agua de ósmosis se vuelva más competitiva, veremos más este concepto en minas que usan agua de mar para su producción.